Hace muchos años en la ciudad de Laprida en 1997 mataron a una farmacéutica. Ocurrió a la noche en una farmacia de la calle 9 de Julio que se encontraba sin luz. Estaba la empleada Pose y el personal de limpieza que era Rivero. Pose se puso su abrigo para ir a una obra de Teatro. Rivero se fue a su casa un ratito después, salió por la puerta de atrás y la dejó abierta sin darse cuenta.
En ese momento llegó el viajante Torres que le dio la boleta de lo que había comprado la farmacéutica que era la señora Flores. Fue el último que la vio viva.
Como el empleado dejó abierta la puerta, Sanga, un chico de quince años, entró despacito para que no lo escuchara. Cuando Flores fue a cerrar la puerta de adelante la empujaron y cayó al suelo. Con tanto forcejeo se le cayó el celular del chico que la estaba atacando. En ese momento Sanga sacó su arma y le disparó matándola de un tiro en el corazón. Luego hizo una carta para simular que la farmacéutica se había suicidado y huyó rápidamente.
Como la farmacéutica no llegaba a su casa el marido fue a la farmacia, la encontró muerta y llamó a la policía y a un detective.
Cuando vino el detective González y su ayudante Chaparro, encontraron huellas y un celular, con eso obtuvieron pruebas. Pero el ayudante y el detective sospechaban de Rivero, porque nadie lo había visto salir por la puerta de atrás.
El detective miró en el celular de Sanga y encontró las gotas de sangre de la farmacéutica. Finalmente, con esas pistas, encontraron al culpable, que era Sanga quien comete el delito para que no delate de un asesinato anterior que ella había visto.
Lo detuvieron lo mandaron a la cárcel de La Madrid porque es más segura. Le dieron cadena perpetua.
EMILIA – DINA - MICAELA